Marcello Campanella
Podría parecer una pizzería más. Otra con horno napolitano, burrata cremosa y masa de fermentación lenta. Pero basta cruzar la puerta de Santa Chiara para entender que aquí se cuece algo distinto. No es solo un restaurante, sino un proyecto con alma, donde cada pizza lleva nombre de santo y el calor del horno se alimenta de una historia familiar nacida del caos. En plena pandemia, Marcello Campanella, nacido en Calabria, decidió abrir esta pizzería junto a sus hijos, Fede y Dami. Una locura para algunos. Una declaración de fe para ellos. “Siempre le dije a mis hijos que, si abríamos una pizzería, no tenía que ser “una pizzería”. Tenía que ser algo que nos identificara, algo nuestro”, explica Marcello.
Un proyecto “nacido del caos”
Santa Chiara abrió sus puertas en pleno confinamiento, cuando el mundo entero se replegaba. La familia Campanella decidió entonces dar un giro y apostar por un viejo anhelo: crear la pizza con la que llevaban años soñando. Desde su apertura, el crecimiento ha sido constante. En apenas cuatro años ya cuentan con tres locales en Palma y, en 2024, fueron incluidos en la prestigiosa guía ‘50 Top Pizza’, un reconocimiento que avala su trabajo y compromiso con la calidad.
Producto, técnica y devoción
Lejos de buscar el aplauso fácil, Santa Chiara se desmarca de la oferta habitual con una carta de pizzas que miran al producto, al territorio y a la tradición. “Nuestro principal motor es la búsqueda de lo artesanal, apoyándonos en productores locales y en la mejora constante del producto”, resume Marcello.
La mozzarella, por ejemplo, llega desde Agerola, un pequeño pueblo en la costa Amalfitana donde las vacas pastan en libertad en los montes Lattari. El tomate San Marzano, por su parte, aporta una concentración y naturalidad difícil de igualar. Todo ello se combina con productos de proximidad: sobrasada mallorquina, quesos con denominación de origen, hierbas frescas. El resultado es una pizza más gastronómica, más consciente, que no renuncia al sabor ni a su herencia.

Pizza San Damiano
Pizzas con nombre propio
En Santa Chiara, la religión se celebra a través de las pizzas. La iconografía de los santos no es un guiño folclórico, sino una narrativa personal. Cada pizza rinde homenaje a alguien del entorno familiar, empezando por Chiara, la primera nieta de Marcello, que da nombre a la pizza más reconocida de la casa. Otras llevan los nombres de personas que han acompañado este proyecto desde el inicio, como símbolo de resistencia, pasión y pertenencia. Aquí, cada creación es sagrada. Y cada nombre, un acto de memoria.
Napoli to Mallorca
Aunque las raíces de Santa Chiara están firmemente plantadas en el sur de Italia, la pizzería ha sabido dialogar con el paisaje mallorquín desde el respeto. Prueba de ello es la icónica San Sebastián, elaborada con queso taleggio DOP, sobrasada de Can Company y cacahuetes a la miel, que se ha convertido en una de las favoritas entre la clientela local. “Cada vez más buscamos productos de kilómetro cero. Este año, por ejemplo, en la semana de la pizza napolitana que organiza 50 Top Pizza, vamos a hacer Napoli to Mallorca: todas las pizzas con ingredientes locales y con ayuda de uno de los chefs más reconocidos de la isla”. Una manera de reivindicar Mallorca como un nuevo epicentro para la pizza de calidad.
Pizza Santa Chiara
Trabajo, familia y amor por la masa
Santa Chiara es, ante todo, un proyecto de familia. Padre e hijos comparten responsabilidades: desde la masa —de corte contemporáneo— hasta la gestión de los ingredientes en uscita, esos elementos frescos que se añaden a la pizza después del horno, tan en boga en la alta pizzaiola. Pero llegar a ese equilibrio no fue inmediato. “Al principio costó mucho, pero hoy por hoy estamos perfectos, nos entendemos bien”, explica Marcello. Trabajar en familia no es sencillo, pero para ellos ha sido un camino de crecimiento y entendimiento. “Muchos se tatúan el nombre de su pareja. Yo me tatué ‘Santa Chiara’”, dice entre risas, aunque en su voz denota verdadero sentimiento.
El futuro de Santa Chiara pasa por seguir creciendo con coherencia. Ya cuentan con tres locales y trabajan en fortalecer su canal de delivery, con reparto propio y pedidos gestionados directamente desde su web. El objetivo es claro: cuidar cada paso del proceso, desde el horno hasta la puerta del cliente. Porque en Santa Chiara, la calidad no se negocia. Aquí, cada pizza cuenta una historia de familia, sacrificio y pasión. Y cada historia, se hornea con amor.

Pizzería Santa Chiara






