
En 1988, Joan Bril inició su andadura en el mundo de la gastronomía italiana, especializándose en productos lácteos, hasta que, en 2001, junto a su socio, fundó Lácteos Palma en Mallorca. A lo largo de los años, la empresa ha evolucionado desde ser una pequeña importadora de productos italianos de alta calidad, a ampliar significativamente su catálogo con carnes selectas, pescados, crustáceos, y hasta productos asiáticos, adaptándose así a las tendencias y demandas actuales de la cocina profesional. En esta entrevista, el empresario nos cuenta las claves de la exitosa trayectoria de su negocio, que se ha convertido en uno de los partners favoritos de los restauradores mallorquines.
¿Quién es Joan Bril?
Soy el socio fundador y propietario de Lácteos Palma. Mi trayectoria arrancó en el año 88 en el mundo de la gastronomía italiana, sobre todo con lo que tenía que ver con el sector lácteo.
¿Cómo ha evolucionado Lácteos Palma desde 2001?
Arrancamos con la empresa en 2001 y hemos evolucionado desde cero, hasta la empresa que somos hoy. Nos hemos ido diversificando en muchas otras gamas de producto, en otras familias de restauración: gastronomía mediterránea fusión, productos asiáticos, mexicanos... El objetivo es poder dar servicio al restaurador de hoy, que cada vez se fusiona más en su cocina. Es la globalización que estamos viviendo a nivel mundial y por eso decidimos apostar por la diversificación. Además, la diversificación también va de la mano de las carnes y pescados premium y del desarrollo de la materia prima convertida en cuarta y quinta gama. Cuando decimos quinta gama, hablamos de productos que son calentar y servir, pero la cuarta gama ha crecido muchísimo, son productos que van muy preparados para que el cocinero solo tenga que coger una porción, cocinarla y emplatarla: carpaccios, porciones de solomillo de máxima calidad... Intentamos trabajar con las marcas más prestigiosas del mercado y tocamos prácticamente todas las familias de restauración.
¿Cómo definirías vuestra filosofía empresarial?
Desde el principio, nuestra filosofía es apostar por la máxima calidad de los productos y ofrecer precios asequibles para nuestros clientes. Creo que esa es la base del éxito de la restauración y esa calidad del producto es lo que hará que nuestro cliente repita. Además, hacemos un gran esfuerzo en la parte de logística, porque entendemos que el cliente necesita tener ese partner de suministro y tanto los espacios de cocina como la variedad de productos que manejamos necesitan una rotación diaria.
De todos los productos con los que trabajáis, ¿cuál es vuestro buque insignia?
Por lo que más nos conocen, sin duda, es por los quesos frescos italianos: burratas, stracciatella, buffalas, mozzarellas... Abrimos La Burratina, nuestra tienda en el centro de Palma en el año 2021, en plena pandemia. Era nuestra manera de acercarnos un poco más al público general y dar a conocer los productos italianos.
¿Quiénes son vuestros clientes?
Son clientes que, por lo general, trabajan conceptos de gastronomía mediterránea. Sobre todo italiana, que es la que está más expandida alrededor de todo el mundo. Nuestro cliente es principalmente ese restaurador italiano, esa pizzería, ese restaurante mediterráneo fusión que puede encajar todos nuestros productos...
¿Cuál es el aspecto más complicado de vuestro negocio?
Que no falte ni sobre nada. Es la clave del negocio y es sin duda lo más complicado. Pensar que no sabemos qué vamos a vender, porque los clientes tampoco saben exactamente qué es lo que van a vender cada día o cada semana.
¿Y el secreto de vuestro éxito?
Creo que se trata de estar lo más cerca posible del cliente: escucharlo, entenderlo... y poder adaptar el negocio a sus necesidades. Y, por otro lado, la constancia. Sin eso, lo demás es imposible.