Menú degustación
Si buscas un restaurante sorprendente en Mallorca, donde cada plato sea una declaración de intenciones y cada bocado una invitación al asombro, El Sótano es tu destino. Ubicado junto al Palacio de Marivent, en los bajos del hotel Belle Marivent, este restaurante que inicia su segunda temporada se ha consolidado como uno de los espacios gastronómicos más originales de la ciudad. Tras un año desde su apertura, ofrece mucho más que una cena: propone una travesía culinaria, una inmersión en una jungla sensorial que mezcla culturas, ingredientes y técnicas con un talento inusual.
Al frente de esta propuesta, Alex Arquero, chef ejecutivo de Grupo Folies, junto a Tito Verger, head chef del restaurante, han ideado un menú que es una oda a la diversidad gastronómica. Completan el equipo el maestro de sala Arkadius Gisicz y Sergio Toffoli, artífice de una coctelería creativa y contemporánea que acompaña y eleva cada paso del viaje.
Un Crisol de Culturas, Técnica y Creatividad
El Sótano no es solo un restaurante: es una metáfora habitable, un rincón donde el comensal deja de ser espectador para convertirse en explorador. En su interior, una atmósfera selvática y cálida acoge al visitante y lo prepara para un menú que transita un entramado de paises tan vario pinto como; Tailandia, Japón, Malasia, Perú, México, Francia o Italia, sin olvidar nunca el arraigo mediterráneo que le da el pasaporte de salida.
La propuesta es valiente, global y técnicamente impecable, pero sobretodo una caja de gratas sorpresas. Aquí, no se copian recetas: se reinterpretan mundos, se funden memorias, se juega con lo inesperado. Cada plato es un acto creativo que conjuga técnica de vanguardia, productos de altísima calidad e influencias internacionales con una personalidad marcada y coherente.
En su propuesta gastronómica, encontramos tres posibles rutas, de catorce, diez o siete pasos, nosotros escogimos la ruta amazónica de diez pasos, ¡Coge la maletas porque nos vamos de viaje!
El Menú Degustación Amazónico: Una Travesía en Diez Capítulos
Este menú de diez pasos, se vive como una aventura sin brújula, donde cada bocado te lanza a una nueva coordenada del mapa gastronómico mundial. La propuesta de El Sótano arranca con una zamburiña, para abrir boca: miso, profundidad de setas y un toque cítrico que lo despierta todo. Le sigue un pad thai convertido en bocado, que condensa en una esferificación y un nido de noodles crujiente la esencia de Tailandia, un juego de texturas que estallan, se funden y crujen, adictivo.
La cigala se presenta envuelta en un cono de alga nori coronado por una espuma de arroz jazmín, guinda de caviar y notas de bergamota. Una sutil coreografía entre el perfume cítrico y la salinidad y cremosidad de la cigala. Delicadeza y complejidad.
La siguiente parada, fusiona Corea, Italia y Japón, con una salsa carbonara de gochujang emulsionada con el poderoso guanciale, en ella, se bañan unos sedosos fideos tipo somen de calamar en crudo —una de las sorpresas más potentes del menú— Un plato que es puro umami, puro atrevimiento y sale ganador.
Tal vez nuestras abuelas no le darían el visto bueno al siguiente paso, la croqueta con cuchara. Una vez hincas la cuchara, empiezas a salivar: pato, foie, coco y ajípanca, con crujiente de panko y algunas pinceladas más que preferimos que descubras por ti mismo. Los buñuelos thai, crujientes por fuera, fragantes y jugosos por dentro, llevan carne de ternera marinada en citronela y salsa de ostras, y estallan en boca con frescura y potencia.
Después llega el jungle curry, una brocheta con cerdo ibérico y gambas que encierra un fuego bien domado. Un curry muy herbáceo del las provincias del norte de Tailandia: sube el volumen del picante que se equilibra con un gel de cilantro.
El kinilaw filipino, combina atún, pulpo, mejillón y melocotón escalivado en un juego salino y floral, donde cada proteína se come en orden.
El cordero y las mollejas en un curry rendang, Malasia en el plato. Un velo de leche de coco y albahaca cubre el intenso curry mientras los nitro shots de sudachi y manzana verde, aportan un contraste gélido y ácido. Un plato que juega con temperaturas y contrastes con maestría. Para cerrar, el cremoso de piña y mango, con helado de azafrán, frutos rojos y tejas crujientes de yogur especiado, baja las pulsaciones con dulzura y precisión.
Este menú no es un desfile de platos bonitos sin pretensiones, es un viaje sin mapa. Una propuesta valiente, técnica, llena de sorpresas y rock’n’roll, que te hará vibrar todas y cada una de tus papilas gustativas. Un paseo por las calles de medio mundo sin salir de Mallorca.
Déjate llevar por sabores, las texturas y los aromas que te harán llegar a rincones donde nunca has estado, pero donde todo te resulta familiar, gracias a la coherencia y el ‘savoir fair’ de un chef con una larga trayectoria. Es cocina de autor, pero también cocina de mundo. Es, ante todo, un restaurante donde el atrevimiento y la creatividad van de la mano.
