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Américo dos Santos. Entre lo dulce y lo salado: creatividad sin límites

Américo dos Santos. Entre lo dulce y lo salado: creatividad sin límites

Américo dos Santos © ffmag

Al traspasar la puerta de Belcanto, en el icónico barrio de Chiado, te envuelve una atmósfera que combina elegancia, creatividad y un profundo respeto por la tradición portuguesa. Bajo la dirección del prestigioso chef José Avillez, este restaurante de dos estrellas Michelin ha redefinido el significado de la alta gastronomía. En su cocina, una figura clave trabaja incansablemente para que cada bocado sea inolvidable: Américo dos Santos, jefe de pastelería y jefe de cocina, cuyo talento y dedicación son fundamentales para el éxito del restaurante.

Con una trayectoria de 11 años en Belcanto, Américo ha sido testigo del ascenso del restaurante al más alto nivel de la cocina mundial. Sin embargo, su historia es también la de un hombre que encontró en la cocina un propósito profundo, transformando las dificultades de su infancia en una pasión que hoy marca la diferencia en cada plato que crea. “Recuerdo mi llegada a Belcanto con mucha nostalgia”, confiesa. Era el año 2013, y el restaurante del afamado chef José Avillez acababa de recibir su primera estrella Michelin. El equipo estaba bajo una gran presión, y él, joven y lleno de ganas, se unió a esta aventura con la determinación de dejar su huella.

Algas y halófilas. Restaurante Belcanto, Lisboa

Algas y halófilas © Belcanto

Para Américo, la cocina siempre había sido más que un refugio. De niño, las obligaciones familiares lo llevaron a hacerse cargo de la preparación de comidas para sus dos hermanos mientras sus padres trabajaban largas jornadas fuera de casa. Pero lo que comenzó como una necesidad, no tardó en convertirse en curiosidad, y esa curiosidad lo llevó a tomar una decisión que cambiaría su vida: inscribirse en la escuela de cocina. “Dejar de cocinar por obligación y hacerlo por gusto fue un cambio que aún me llena de alegría”, comenta.

 

De la pastelería a la cocina: un equilibrio perfecto

Dos Santos comenzó su andadura en Belcanto como chef pastelero, un papel que desempeñó con maestría desde sus inicios. Su curiosidad pronto lo llevó a explorar también el mundo de la cocina salada, demostrando que ambas áreas pueden dialogar entre sí y crear sinergias que sorprenden al paladar. “Siempre he pensado que tiene todo el sentido que la pastelería y la cocina estén conectadas”, explica. Su experiencia en postres le permitió introducir técnicas innovadoras en la cocina, mientras que su tiempo en la cocina salada aportó nuevas perspectivas a sus creaciones dulces. Este enfoque integral lo ha llevado a consolidarse como una figura esencial en Belcanto, capaz de moverse con fluidez entre ambos mundos.

Cabra espertalhona. Restaurante Belcanto, Lisboa

Cabra espertalhona © Belcanto

Trabajar en un restaurante de la talla de Belcanto implica una presión constante, pero Américo la abraza con serenidad. “Esa presión es necesaria, porque nos impulsa a crecer”, asegura. Bajo la dirección de José Avillez, el ambiente en el restaurante es, según él, saludable y colaborativo, con un equipo que se apoya como una familia en los momentos más desafiantes. “La lealtad y la camaradería son lo que nos mantiene fuertes. Hemos trabajado juntos durante tantos años que, cuando alguien no se encuentra bien, siempre hay otro dispuesto a levantarlo”, dice con orgullo. Este sentido de comunidad es, para Américo, uno de los mayores logros de Belcanto.

La presión es necesaria, porque nos impulsa a crecer

Cuando se le pide que se defina en solo una palabra, Américo elige “humilde”. Y, aunque sus logros puedan parecer lo contrario, esa humildad se refleja en cada plato que crea, en cada conversación con su equipo y en su incansable búsqueda de la perfección. “Estoy enamorado de lo que hago”, concluye con una sonrisa. Esa pasión se plasma en cada rincón de Belcanto, haciendo que lo dulce y lo salado hablen el mismo lenguaje: el de la excelencia.

Puerquito. Restaurante Belcanto, Lisboa

Porquinho © Belcanto

En estos 11 años, tanto Américo dos Santos como Belcanto han crecido de manera exponencial. Lo que comenzó como un restaurante prometedor en el barrio de Chiado, hoy es un referente de la alta gastronomía mundial. “Hemos madurado mucho. Nuestro objetivo siempre ha sido ofrecer consistencia, hospitalidad y, sobre todo, servir bien”, comenta Américo. El futuro de Belcanto, según él, seguirá construyéndose sobre esta base sólida, pero con una constante inquietud por mejorar. “Siempre buscamos elevar nuestro nivel y llevar la cocina portuguesa a lo más alto. Esa será nuestra misión en los años que vienen”. Américo dos Santos es el alma dulce y salada de Belcanto, y es también todo un ejemplo de que con dedicación, curiosidad y amor por lo que haces, es posible transformar cualquier desafío en una obra maestra.

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