Situado sobre las doradas arenas de la playa de Es Pujols, en la costa Norte de Formentera, se encuentra el que se ha convertido, por méritos propios, en uno de los negocios más icónicos de la isla. Abierto en 2009 con la primera intención de convertirse en un beach club a la usanza de los de la vecina Ibiza, ChezzGerdi no tardó en marcar su propio estilo. Hoy en día, su furgoneta retro (una Wolksvagen T1) que recibe a los clientes en la entrada del restaurante es todo un símbolo de la isla pitiusa.
El éxito de CheezGerdi no podría explicarse sin su general manager, Claudio Passiatore, que lleva al pie del cañón desde que el restaurante abriera sus puertas hace catorce años. Simpático y tremendamente activo, el italiano fue seleccionado en un primer momento para llevar las riendas de la cocina, aunque pronto vio que su sitio estaba fuera de ésta. Suya fue la idea de hacer de la furgoneta el símbolo del negocio, de reunir en la carta los mejores manjares que uno se pueda imaginar o de invertir en una de las bodegas más selectas de todo Baleares. Sea como fuere, CheezGerdi es mucho más que un restaurante. Es fiesta, es alta gastronomía, es lujo bohemio, es música, es un cóctel en la playa de arenas doradas y aguas cristalinas, es la puesta de sol, es una cena bajo la noche estrellada, es hedonismo… En definitiva, ChezzGerdi es Formentera en estado puro.
Cocina para sibaritas
Resultaría difícil encasillar la cocina de ChezzGerdi en una simple corriente culinaria. Si bien, netamente mediterránea y con gran influencia italiana, cometeríamos un tremendo error si confundiésemos a ChezzGerdi con una trattoría o un restaurante italiano al uso. Claudio Passiatore, general manager de ChezzGerdi, es tajante al respecto: “Tenemos un producto top; el mejor pescado en sushi, jamón del mar, cangrejo real, un caviar espectacular, ostras, unos arroces impresionantes y una de las mejores bodegas de las Baleares.”
Y es que la carta de ChezzGerdi es tan ecléctica y heterogénea como su propia clientela. Aquí se puede comer desde el más fresco de los pescados locales, o unos arroces espectaculares, a un lomo de wagyu o una carne madurada dry aged de 30 días. Tampoco faltan en la carta manjares marinos como la cola de langosta, el bogavante azul, el cangrejo real (King Crab), el caviar beluga o unas, siempre apetecibles, ostras.
Elaboraciones muy técnicas, producto premium, presentaciones impecables y, sobre todo, un gran respecto al producto hacen del icónico restaurante pitiuso un verdadero paraíso para los gourmet más exigentes.
Una de las mejores bodegas de Las Pitiusas
La carta de vinos de ChezzGerdi atesora cientos de joyas de las más diversas bodegas de todo el Mundo. En ella se pueden encontrar algunos de los mejores caldos franceses, italianos, españoles, pero también del otro lado del Atlántico. No en vano, el sumiller del restaurante, Marco Assenato, es un verdadero enamorado del vino y, en palabras de Passiatore “uno de los mejores sumilleres y directores de sala de Baleares”.
“Estudié en la escuela de hostelería y ya entonces era el chico de los vinos” - cuenta Assenatto, y sigue, no sin cierto orgullo: “No me gustaba mucho estar en la cocina con los olores, la sala era un no parar y descubrí que el sumiller era la persona que hablaba con la mesa y tenía más protagonismo. [...]Tuve la suerte de trabajar en Londres, en Miami... Y todo lo que sé es gracias a lo que aprendí en Londres, donde estudié el curso de sumiller.”
Más de 140 referencias en carta y otras tantas en “ChezzGerdi wine selection”, Chateaux franceses o italianos con decenas de años en botella, incluso vinos del siglo XIX, alrededor de 40 referencias de champagne o verdaderas joyas como una primera cosecha de Giancomo Conterno de Barolo de 1937 o un Domaine de La Romanée-Cont (uno de los vinos más caros del Mundo, cuyo precio suele superar los 20.000 euros) son algunas de las maravillas de la bodega de ChezzGerdi que, gracias a la pasión del sumiller italiano, no para de coleccionar verdaderos incunables.