Tradición e Innovación en uno de los restaurantes más antiguos de Formentera, Can Pasqual.
En la parte más estrecha de Formentera, con sus apenas dos kilómetros de anchura máxima y a tiro de piedra de las azules y cristalinas aguas de la playa de Es Caló está el Restaurante Can Pasqual, uno de los restaurantes más antiguos y con más solera de la isla, que ha permanecido abierto desde que en 1964 lo inaugurara Pasual, el padre de Pep Mayans, el actual propietario.
Hace unos años los caminos de Pep y Juan Exojo, se cruzaron. El segundo era un cocinero de Valencia que había venido a pasar una temporada en la isla y que, finalmente decidió quedarse en ella junto con Cristina, su mujer y actual chef de pastelería en el restaurante.
El cocinero, trabajador, cabezón, en seguida demostró sus dotes y cayó en gracia a los propietarios, la familia Mayans, que le dieron barra libre para acometer unos cambios profundos en el negocio. Lo cierto es que bien sea por confianza de uno, o por acierto del otro, el tándem formado por Pep Mayans y por el valenciano supuso una auténtica revolución para el negocio que hoy en día aspira a obtener las mayores distinciones de la cocina internacional, aunque como reconoce el propio Exojo: “trabajamos para que el cliente se vaya contento, no por premios, pero a nadie le amarga un dulce”.
trabajamos para que el cliente se vaya contento, no por premios, pero a nadie le amarga un dulce
Es imposible poner un pie en Can Pasqual y no quedar sorprendido, embriagado, con la cuidada decoración de sus interiores y su terraza, en la que la madera, la piedra, las fibras vegetales y el vidrio son los verdaderos protagonistas consiguiendo un ambiente natural y acogedor, orgánico, perfectamente integrado en bosque mediterráneo de sabina y pino que rodea la casona.
Recetas tradicionales, producto de Formentera e imaginación sin límites
En lo estrictamente gastronómico, fusiona tradición y vanguardia; Juan Exojo, sigue siendo fiel a ese espíritu de casa de comidas que subyace en el establecimiento y en su carta siempre hay sitio para un apartado en el que las comidas tradicionales de la isla son las protagonistas. Pescados locales servidos a la manera tradicional, salados o un buen bullit de peix comparten espacio con los fantásticos arroces y fideuás que no podían faltar en un restaurante cuyo chef principal es valenciano y con platos originales, modernos y de gran precisión técnica fruto de la gran creatividad de un cocinero que se declara enfermo de la cocina y admite pasarse el día leyendo libros de gastronomía y aprendiendo cosas nuevas, hasta el punto de que cuando le preguntas acerca de sus aficiones se ríe, te mira como incrédulo, como si estuvieses preguntando una obviedad, y te suelta “¡la cocina!”.
Su cocina es una cocina de producto. Pero sobre todo es una cocina de producto de Formentera. Juan Exojo es, de hecho, un enamorado de la isla, de su gastronomía, de sus productos y desde que recaló en la Pitiusa tuvo muy claro que lo que quería era hacer una cocina tradicional con platos de esos que, como él dice, no necesitan ser cambiados porque llevan generaciones haciéndose bien. Pero también es una persona sumamente inquieta a la que le gusta improvisar y experimentar, y “con un local tan bonito no podíamos limitarnos a hacer platos tradicionales”, añade.
Como una comida no está completa sin un buen postre, es necesario recalcar la fantástica labor de Cristina, la chef de pastelería cuyas elaboraciones caseras harán las delicias del más exigente de los gastrónomos.