Formentera es su segundo hogar y, por eso, el napolitano Antonio D’Angelo abrió en 2017 su restaurante “más personal”: Molo 47, en el puerto de La Savina. Más tarde llegaría Molo Café, el hermano menor de Molo 47, o una versión casual de este. Le cuesta expresar con palabras el sentimiento tan fuerte que le une a la isla, pero lo cierto es que los hechos hablan por sí solos. Y es que, en 2023, Antonio D’Angelo ha recibido el premio “Mejor Chef de Formentera” de la Academia de la Gastronomía de Ibiza y Formentera. Su cocina fusión japonesa - italiana evoluciona año tras año alimentándose de más de dos décadas de experiencia al frente de Nobu Milán y de los restaurantes Armani de todo el mundo. En Molo 47, D’Angelo se concede el lujo de expresar al 100% su personalidad culinaria.
¿Dónde está Antonio D’Angelo cuando no está en Formentera?
Sigo trabajando con Nobu Milán (desde hace unos 20 años) y, además, soy el responsable de todos los restaurantes de Armani en el mundo. Además de Nobu, en Milán tenemos otro restaurante donde hacemos delivery, catering y eventos.
¿Cuál es tu secreto para triunfar con tantos proyectos a lo largo de todo el mundo?
El equipo es lo más importante para mí. Sin un buen equipo no se puede hacer nada. Es fundamental. Es cierto que en este momento estamos gestionando muchísimos restaurantes y es necesario tener gente profesional a tu lado.
¿Cómo es el equipo de Molo 47?
El equipo de Formentera me sigue desde hace mucho y está muy alineado conmigo. Porque Molo 47 es mi restaurante, es donde hago mi cocina y lo que realmente quiero hacer.
Molo47 es mi restaurante, es donde hago mi cocina y lo que realmente quiero hacer
¿Qué rasgos de tu personalidad están presentes en la carta de Molo 47?
La carta de Molo es una mezcla de cocina japonesa, mediterránea y campana, que es mi raíz, porque yo soy napolitano. En el sur de Italia la comida es una parte muy importante de nuestra vida: para nosotros, comer es sinónimo de reunirnos, de compartir. Nos gusta mucho comer bien y nos gustan los sabores muy precisos.
¿Cómo ha evolucionado Molo 47 desde su apertura en 2017?
La propuesta de Molo evoluciona cada año. Para mí cada año es un viaje donde voy aprendiendo y renovando mi cocina: los sabores, las técnicas... y todo eso lo concentro en la carta de Molo 47. Molo es como el puerto: está abierto a todas las cocinas del mundo. Me encanta cuando hago un viaje o un cuatro manos con otro chef... porque todo lo que veo y lo que me gusta quiero ir incorporándolo en mi restaurante. Por eso, cada año tenemos muchas novedades en la carta de Molo.
¿Por qué decidiste abrir tu restaurante más personal en Formentera?
Porque la primera vez que vine a Formentera tuve una sensación muy extraña, muy particular. Me sentí en casa... Tengo un feeling con la isla muy especial. Y entonces empecé a pensar en conseguir un local aquí, porque me gustaba la idea de abrir un restaurante en Formentera. Lo que más me gusta de Molo es que los clientes lleguen y se sientan como en casa. Que estén sentados horas, que coman y beban bien. Es la atmósfera que siempre he querido crear en el restaurante. Eso es más fácil de conseguir en un lugar como Formentera porque la gente está más predispuesta: Formentera es un lugar único.
¿Cómo recibieron Molo47 los formenterenses?
Los primeros dos o tres años fue muy fácil, porque Molo era un concepto nuevo para la isla. Hoy nos hemos labrado una buena reputación en la isla. Y no lo digo yo, me lo dice la gente de Formentera: que conocen el restaurante y hablan muy bien del sitio, de la comida... Esto me alegra mucho, porque es justamente lo que quería conseguir aquí.
Hemos hablado de la evolución de Molo 47. Pero, ¿qué hay de la de su hermano pequeño (Molo Café)? ¿Qué novedades tenéis en este local?
Molo Café es otro proyecto que ha ido evolucionando año tras año. Esta temporada, además de la cafetería, hemos creado un pequeño supermercado donde vendemos productos gastronómicos que producimos nosotros mismos en Italia. Hace tres años abrí una tienda agrícola en Italia donde tenemos muchos productos japoneses 100% biológicos que plantamos nosotros (como, por ejemplo, wasabi, miso, yuzu...). Tenemos hasta nuestro propio laboratorio, donde llevamos a cabo toda la transformación de los vegetales. Y ahora todos esos productos están a la venta en Molo Café.
¿Y qué cambios o novedades tenéis en la carta de Molo Café?
Molo Café nació como una cafetería, pero no tardé en darme cuenta de que ese concepto era un poco complicado, porque en Formentera se comen mucho las tartas caseras y otros dulces, pero no existe el concepto de pastelería tal y como yo lo entiendo. Hemos ido transformando Molo Café poco a poco. Por así decirlo, es una versión más casual de Molo 47. Ahora puedes venir a Molo Café a desayunar, a comer y, este año, también puedes venir a cenar. Además, hemos incluido el servicio de delivery para los barcos.
¿Qué planes de futuro tienes para Molo 47 y Molo Café?
El plan es continuar, pese a que el puerto es muy difícil por el tema del espacio. Cada año tenemos novedades sobre si nos quitan un trozo de restaurante... Es un poco complicado, pero mi idea es seguir avanzando y conseguir otro reconocimiento importante, porque Formentera es mi segunda casa.
¿Cómo imaginas tu futuro, a nivel gastronómico?
A nivel gastronómico mi idea es, poco a poco, ir dejando los otros restaurantes y poder dedicar más tiempo a Molo 47. Me gustaría tener mi propio huerto en Formentera, producir mis vegetales... mi sueño sería abrir un hotel en Formentera, así podría ofrecer una experiencia completa a mis clientes. Nunca se sabe, pero me gustaría mucho.