Pese a su juventud no se puede decir que el empresario logroñés Álvaro Reinoso no haya bebido ya de las mieles del éxito. Humilde, pero decidido y, sobre todo apasionado, su persistencia le llevó a abrir un restaurante de cocina española en plena Gran Manzana, una plaza que hasta entonces se presentaba difícil para el tipo de gastronomía patria. Supo rodearse de un equipo excepcional y triunfo en mayúsculas; no sólo entre el público, sino también entre la crítica lo que le granjeó en 2015 una Estrella Michelin, convirtiéndose en el primer restaurante de cocina española y con chef español en conseguir semejante hito en el país de la barras y estrellas.
Reinoso, que tiene un olfato especial para elegir en qué negocios invertir, volvió a España durante la pandemia y viajó en verano a Formentera. Y, en sus propias palabras, “me enamoré de la energía que emana la isla”. Y se quedó.
Buscó y buscó un lugar donde comenzar un negocio hasta que encontró en Sant Ferrán una casa típica, un poco más señorial que el resto, pero que estaba un poco destartalada. La adquirió, la restauró y la decoró con mimo. Sabía muy bien lo que quería. Le faltaba el nombre. Tras descartar varios pensó: ¿Ritmo Formentera? ¡Podía ser un buen nombre! A fin de cuentas el ritmo implica energía, la que emana la isla, no pararse, siempre estar en movimiento… ¡Lo tenía!
Eres hijo de bodegueros, y al final has terminado montando restaurantes, ¿Cómo llegas a la gastronomía?
Ser hijo de bodegueros te lleva a muchos restaurantes. Además, soy hijo de empresarios. Para mí no es un negocio. Es una forma de vida.
¿Qué es ritmo Formentera?
Es toda una experiencia, es diversión, es sentirte bien, es servicio cuidado, es una cocina exquisita, es un sitio precioso, y es el corazón y el cariño con el que tratamos a la gente que viene aquí. Ritmo no es sólo un restaurante – responde apasionado – es toda una experiencia – y apostilla: nuestro objetivo es hacer feliz al cliente, y ahí es donde está nuestra recompensa. Cuanto más feliz es el primero, más felicidad nos llevamos nosotros cada día a nuestra casa.
Nuestro objetivo es hacer feliz al cliente, y ahí es donde está nuestra recompensa. Cuanto más feliz es el primero, más felicidad nos llevamos nosotros cada día a nuestra casa
¿Y por qué te fijaste precisamente en este edificio?
Vi el edificio, la terraza, y vi el potencial único que tenía. Lo sentí. Lo tuve claro.
¿Y qué impresión te has llevado de los dos últimos años que llevas abierto?
Lo que me ha sorprendido es lo que es trabajar en julio, en agosto en España, en Formentera. Es abrumadora la abundancia de gente. Aunque lo abrimos con ese objetivo, una cosa es proyectarlo y otro verlo. Cuesta acostumbrarse, pero estoy muy contento.
¿Cómo ves la temporada?
Pues soy muy optimista. Se ven, se palpan las ganas que tiene la gente de pasárselo bien, de desquitarse de todos estos problemas que llevamos a cuesta durante estos últimos años.
Se palpan las ganas que tiene la gente de pasárselo bien, de desquitarse de todos estos problemas que llevamos a cuesta durante estos últimos años
Ritmo, la esencia de Formentera
Ritmo Formentera está ubicado en el centro de Sant Ferrán, una pequeña población en el interior de la isla, en una preciosa casa payesa antigua, de muros encalados y exquisitamente decorada con fibras y elementos naturales en los que predominan los colores tierra y provenzales en contraste con el blanco impoluto de las paredes. La decoración, sumamente refrescante, te imbuye de todas las buenas energías que transmite Formentera. Y no hablemos de la terraza que tiene en la cubierta, todo un privilegio de espacio desde el que disfrutar de las espectaculares puestas de sol de la isla. ¡Toda una Sunset Expirience!
El chef valenciano Dani Company jefe de cocina de Ritmo Formentera y todo un veterano en los fogones de la isla, ha elaborado una carta en la que la frescura, la creatividad y el producto de cercanía son los protagonistas absolutos. Marcado acento mediterráneo aunque con algún que otro guiño a culinarias foráneas pero, sobre todo, un nivel técnico impresionante. Los actores principales, como no podía ser de otra manera, son los pescados de estas aguas, así como los excelentes productos de la huerta local.