Daniel Lloyd
En Ibiza hay sabores que han sobrevivido al paso del tiempo, a los veranos eternos y a los cambios de generación. Uno de ellos se sirve —a golpe de espátula y memoria— en Los Valencianos, la heladería que desde 1930 ocupa un lugar propio en el mapa emocional de la isla. Hoy, ese mapa se está redibujando, y lo hace de la mano de Daniel Lloyd, representante de la quinta generación al frente de este negocio familiar.
Lejos de limitarse a custodiar recetas del pasado, Daniel ha traído consigo una visión renovada: convertir Los Valencianos en un proyecto gastronómico profundamente arraigado al territorio. “No basta con hacer un helado bueno —dice—, tiene que tener sentido aquí, ahora, con lo que nos rodea”. Y ese “aquí” es Ibiza. Su tierra, sus productos, su gente.
Bajo su dirección, la heladería ha iniciado un proceso de transformación donde el producto local no es solo un valor añadido, sino el punto de partida de todo. La fruta fresca proviene de huertos cercanos, la leche se adquiere a ganaderías de la isla, y los sabores tradicionales se reinterpretan desde una mirada consciente. El sorbete de fresa ecológica con espumoso de la tierra es un ejemplo claro: una receta sencilla en apariencia, pero que detrás esconde una colaboración con agricultores de Sant Joan. “Queremos que nuestros helados sean un reflejo de Ibiza, no una réplica de lo que se hace en cualquier otro lugar”, explica Daniel.
Este enfoque ha dado lugar a sinergias con productores y artesanos locales, fortaleciendo un modelo de economía circular que nutre tanto al producto como al tejido empresarial de la isla. Un ejemplo especialmente significativo es la colaboración con la histórica destilería Marí Mayans, con quienes han desarrollado un helado a base de hierbas ibicencas. La idea surgió de forma natural: unir dos negocios centenarios que comparten un profundo arraigo en la isla y una filosofía basada en el respeto por lo tradicional.
“Queríamos capturar el sabor de las hierbas en versión helado. Y lo hicimos juntos, ajustando la receta hasta dar con algo que funcionara en frío y respetara su esencia”, explica Daniel. El resultado es un sabor intenso, aromático y completamente ibicenco, que trasciende lo anecdótico para convertirse en un homenaje a uno de los emblemas de la cultura local. Propuestas como esta dotan a la carta de Los Valencianos de una identidad propia que cambia con las estaciones y dialoga constantemente con su entorno.
Esa misma conexión con lo estacional se refleja también en la nueva actividad invernal del obrador, que, lejos de cerrar sus puertas, se transforma para elaborar turrones artesanales. Una tradición familiar que sigue viva y que completa el ciclo del año con productos igualmente ligados a la historia y al sabor de siempre.
