Pura esencia. Producto de primerísima calidad y platos desarrollados a partir de solo unos pocos ingredientes. Parece simple, pero, precisamente en esa sencillez reside la dificultad –y por qué no decirlo, la genialidad- del nuevo restaurante de la playa de Es Figueral: Nudo Ibiza.
Aunque hasta ahora, Es Figueral probablemente no entraba en los planes de los paladares inquietos que se dejaban caer por la Isla Blanca, desde hace unos meses, esta playa cuenta con una nueva (y provocadora) propuesta gastronómica. Las mesas de Nudo Ibiza están ubicadas en primera línea, frente el islote de Tagomago, en una especie de atalaya que se alza sobre el mar. Y sí, a estas alturas, ya podemos asegurar que este lugar se ha convertido en uno de esos puntos de visita imprescindible para cualquier amante de la gastronomía en la isla.
Nudo Ibiza ha sido creado por Jess, Edo, Jose y Frankie: tres chefs y una sumiller. Este joven equipo se conoció trabajando en Noma (Copenhague) nombrado “Mejor Restaurante del Mundo” en 2021 (The World’s 50 Best Restaurants). Tras compartir largas jornadas de trabajo durante años y aprender del prestigioso chef René Redzepi, estos cuatro jóvenes y su carta de tipo “urbanita” han revolucionado por completo el concepto de “restaurante de playa” en las Pitiusas.
Nudo propone un menú basado en la sostenibilidad y en la esencia del (buen) producto: platos compuestos por pocos elementos (pero todos ellos cuidadosamente seleccionados). En la cocina de Nudo no hay lugar para el producto de piscifactoría. Solo entra el pescado salvaje y las frutas y verduras obtenidas en pequeñas granjas locales.
Saborear el mar de una forma distinta a la que la isla nos tiene acostumbrados: es probablemente la esencia de la experiencia gastronómica que brinda Nudo. El pescado protagoniza la carta, pensada para picar y compartir con platos y platillos que beben de los viajes de sus tres chefs por países como Japón o México. Los crudos y los fermentados son otras de las principales señas de identidad de su carta. Y una mimada selección de vinos naturales, cervezas y sakes de pequeños productores con los que maridar cada plato.
Imprescindible probar su bikini de berenjena ahumada, el ceviche de mero o las almejas con kimchi -entre otros muchos platos-, que llegarán a la mesa de la mano de un equipo de sala tan profesional como alegre y simpático. Y de los propios cocineros, que se turnan para “dar vueltas por la sala” y explicar en primera persona sus creaciones. Y, claro, ya de paso, observar las caras de absoluto placer de sus comensales, tras saborear cada bocado.