
David Frenkel
Chef y co-propietario del restaurante Laylah, David Frenkel es un verdadero trotamundos culinario. Nacido en el norte de Israel, comenzó a cocinar con solo 16 años y, a los 21, se trasladó a Nueva York para perfeccionar su arte. Con experiencia en restaurantes de renombre como Noma (Copenhague) o Mugaritz (San Sebastián), regresó a su ciudad natal para abrir su primer restaurante propio. Hace cinco años, su espíritu aventurero lo llevó a Ibiza, donde fundó el restaurante Laylah junto a sus socios Oren Heknin y Olivia Fleury.
Laylah, cuyo nombre significa "belleza nocturna" en árabe, ofrece una experiencia gastronómica única. Bajo la dirección del chef David Frenkel, el restaurante combina sabores mediterráneos con toques de Oriente Medio. El ecléctico y elegante espacio de Laylah, inspirado en la naturaleza, invita a los comensales a disfrutar de exquisitos platos para compartir. Además, una cuidada selección de cócteles y música en vivo complementan la vibrante atmósfera del lugar, convirtiendo cada visita en una aventura para los sentidos.
¿Por qué Ibiza?
La primera vez que vine, hace nueve años, me quedé tan impresionado con la energía de la isla... también con la naturaleza, la cocina, la gente de todas partes del mundo... Siento que aquí nadie juzga, como sí ocurre en otras ciudades. Yo he vivido en Nueva York y en Tel Aviv y aquí no siento presión. Es algo mágico, pero la isla te hace sentirte bien contigo mismo y la gente que te rodea no espera que tengas que demostrar quién eres todo el tiempo.
¿Cómo fue el proceso creativo para fundar Laylah?
Laylah fue creado por Olivia y Oren, que es mi mejor amigo desde hace más de 10 años. Ellos tuvieron la idea y yo creé el menú basándome en su concepto. Él se encargó de la arquitectura, el diseño y la producción. El diseño del menú lo hice basándome en la cocina mediterránea, que tiene muchos tipos diferentes de comida, el gran reto era mezclar diferentes sabores que hablaran en un mismo idioma.
¿Qué opinas de la gastronomía de la isla?
Estoy muy sorprendido por todo lo que está pasando en la isla en lo que respecta a gastronomía. Me acuerdo cuando llegué a Ibiza por primera vez: solo había unos pocos restaurantes que eran realmente buenos. Ahora se ven muchos restaurantes interesantes, muchos de ellos ofrecen cocina orgánica, más abierta, y hay además muchos jóvenes chefs que están haciendo un gran trabajo aquí. Tengo muchísimas recomendaciones de buenos restaurantes en la isla y eso me parece maravilloso.
¿De qué forma trabajas con los productores locales a la hora de elaborar el menú de Laylah?
Mi mayor proveedor de producto local es Terra Masía. Pero, por desgracia, en la isla es casi imposible trabajar exclusivamente con producto local. Es muy romántica la idea de trabajar solo con producto local, cambiar el menú cada día... pero para un restaurante que abre solo seis meses y que pasa de cero a cien enseguida, es necesaria cierta estabilidad. Sí que nos gusta mucho hacer cambios en el menú (o sugerencias) dependiendo de lo que los productores locales tienen en cada momento del año.
Laylah es mucho más que gastronomía, porque tenéis la coctelería, la música en vivo... ¿Cómo describirías la experiencia?
Laylah es como una jungla mágica llena de detalles. Ponemos muchísima atención en la decoración, en el aroma del local (por ejemplo, usamos el palo santo para ofrecer a nuestros clientes la mejor energía). Es un sitio precioso, realmente único y distinto a todo lo que hayas visto antes. Nuestra carta habla un idioma diferente. Todo es para compartir y para divertirse. Queremos que nuestros clientes vengan a disfrutar y se sientan cómodos en el restaurante. Esa es la clave para nosotros, y es lo que enseñamos a todo nuestro staff: queremos hacer que el cliente se sienta como en casa.
¿Qué es lo que más te gusta de Ibiza?
Lo que más me gusta de esta isla es el equilibrio entre la naturaleza y la vida nocturna. Puedo levantarme por la mañana y en pocos minutos disfrutar de las playas más increíbles del mundo justo antes de ir al trabajo.