Bartolomé y Carlos
Hace 145 años, nació una destilería en Formentera movida por el saber botánico, el respeto por la tradición y una conexión profunda con la tierra. Hoy, esa misma empresa, Familia Marí Mayans, sigue viva, guiada por la quinta generación: los hermanos Bartolomé y Carlos Marí Mayans Ruiz, quienes comparten liderazgo, visión y una responsabilidad que no pesa, pero inspira. En esta entrevista, ambos revelan el alma que hay detrás de la marca, el legado que protegen y la innovación que impulsa sus últimos lanzamientos.
¿Cómo empieza vuestro día? ¿Hay rutinas personales que no perdonáis?
-Bartolomé: Consulto la agenda antes de desayunar, llevo a las niñas a clase y voy directo a la oficina. Siempre intento estudiar o leer al menos 30 minutos cada día.
-Carlos: El mío es parecido. Entre preparar desayunos, repasar deberes con mi hija y llevarla al cole. Además, lo que nunca dejo de hacer es algo de ejercicio y leer antes de dormir.
¿Cómo os describiríais sin mencionar vuestro apellido ni la empresa?
-Bartolomé: Soy muy perfeccionista y exigente. Me paso el día dándole vueltas a las cosas. Me encanta la tranquilidad, una cala, mi mujer, mis hijas y un buen gazpacho.
-Carlos: No soy tan perfeccionista, aunque me gustan las cosas bien hechas. Me considero familiar, práctico, y me gusta ayudar. Disfruto del día a día y de las cosas sencillas.
¿Cómo se lleva trabajar con un apellido con tanta historia?
-Bartolomé: No lo vivo como un peso. Trabajamos en algo que nos gusta y eso lo hace más llevadero. Que una marca llegue a los 145 años es casi imposible, y nosotros seguimos aquí.
-Carlos: Para mí, más que un peso es una motivación. Nuestros padres ya no están, y ahora nos toca estar a la altura de lo que ellos construyeron. Esperamos durar, al menos, otros 145 años.
¿Qué distingue a las Hierbas Ibicencas Marí Mayans más allá del sabor?
-Bartolomé: La tradición, la mejora continua y el tratamiento de cada planta por separado. No maceramos el anís sin más: destilamos, infusionamos, cuidamos cada paso del proceso.
-Carlos: Y dependemos del campo ibicenco, de sus plantas, de su gente. Apostamos por las nuevas tecnologías, pero lo que marca la diferencia es cómo hacemos las cosas. Quien nos visita, lo nota.

Alambique
¿Cómo se mantiene la esencia sin perder frescura?
-Bartolomé: Con esfuerzo, con un gran equipo y, sobre todo, con nuestros clientes, que siguen confiando en nosotros.
-Carlos: La historia nos acompaña, pero también estamos en constante evolución. Nuevos proyectos, nuevas ideas... Intentamos que esa frescura se sienta en cada paso.
¿Cuál ha sido el momento más difícil? ¿Y el más emocionante?
-Bartolomé: El estrés, los trámites administrativos, la normativa abusiva, las copias fraudulentas… Pero también está la emoción de ver nuestra presencia consolidada en muchos países.
-Carlos: Estoy totalmente de acuerdo con mi hermano.
¿Cuál es el valor que siempre habéis defendido como familia y como empresa?
-Bartolomé: Conservar la tradición y ofrecer la máxima calidad al mejor precio.
-Carlos: Para nosotros, hoy el valor clave es la excelencia. Contamos con un equipo que comparte esta visión y la defiende cada día.
Apostamos por las nuevas tecnologías, pero lo que marca la diferencia es cómo hacemos las cosas
Vuestras novedades como IBIZEN Infusiones o Marí Mayans 0% marcan un cambio. ¿Cómo nacen estos productos?
-Bartolomé: A veces de una buena idea... o de una mala. Pero si vemos que es viable, la desarrollamos. En los últimos años hemos renovado nuestra línea IBZ Premium Gin, pero también hemos lanzado productos sin alcohol, como nuestras IBIZEN Infusiones con aromáticas de la isla, y este año presentamos Marí Mayans 0% alcohol. Y ya pensamos en lo que viene…
-Carlos: Más allá de lanzar nuevos productos, apostamos por el campo ibicenco. Es parte de nuestro ADN. Estamos en evolución constante, pero con los pies en la tierra.
¿Qué referencias os representan más?
-Ambos: IBIZEN Infusiones y Marí Mayans 0%. Son apuestas que nos han sacado de la zona de confort, fuera del mundo de los espirituosos. La Frígola®, además, es una joya única, registrada desde 1902.
Vuestro trabajo combina ciencia, tradición y territorio. ¿Qué papel juega la isla en todo esto?
-Ambos: Es clave. Las plantas de Ibiza son especiales, sí, pero el verdadero secreto está en saber qué hacer con ellas. Trabajamos mediante destilación, infusión, maceración… Tenemos acuerdos con agricultores locales y también nuestro propio terreno en Sant Miquel de Balansat, donde cultivamos nuestras aromáticas: hierbaluisa, flor de “frígola”, menta, hierbabuena, ginebró, dunzell, romero, manzanilla… así como naranjas y limones.

Bebidas espirituosas
¿Cómo se equilibra innovación y tradición?
-Bartolomé: Desde el campo hasta el envasado, todo pasa por procesos artesanales y tecnología puntera. Cuidamos cada detalle.
-Carlos: Además, estamos cualificados como maestros artesanos —mi hermano es el 1, yo el 2—. Con nuestro volumen, eso es histórico. Y estamos tramitando también la calificación artesanal de la destilería.
¿Qué soñáis para el futuro de la marca?
-Bartolomé: Que sea una referencia internacional fuerte, sin perder origen ni calidad.
-Carlos: Otros 145 años más.
Si tuvierais que brindar con una de vuestras hierbas ibicencas por un solo motivo, ¿cuál sería?
-Bartolomé: Que el mundo baje dos marchas y vivamos con menos estrés.
-Carlos: Yo también, pero lo haría con Frígola®: una con hielo, y otra sin.






