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Kéfir de agua; el probiótico casero que se toma como un refresco

Kéfir de agua; el probiótico casero que se toma como un refresco

Kéfir de agua

Cada vez somos más conscientes de la importancia del ejercicio y de una alimentación equilibrada para nuestra salud. Y es que no se trata de vivir más, que también, sino de hacerlo mejor. En este sentido, nos hemos instalado en una continúa búsqueda de alimentos saludables que en muchos casos resultan caros dada su escasez o la dificultad que entraña su producción. El kéfir de agua, sin embargo, parece prometedor ya que su expansión no suena a campaña comercial dado que ésta es una preparación casera cuyo coste es prácticamente nulo. 

A continuación vamos a analizar en profundidad qué es el kéfir de agua y qué propiedades y beneficios puede aportar su consumo a nuestra salud, cómo prepararla, qué diferencias hay entre éste y su homólogo lácteo y, en definitiva, cualquier duda que tengamos acerca de este brebaje.

 

Qué es el Kéfir de agua

Es una bebida que se elabora a partir de la fermentación en agua de azúcar o fructosa gracias a la acción de unos pequeños nódulos llamados tíbicos que no son otra cosa que un cultivo de bacterias y levaduras. La fermentación produce una ligera gasificación y la bebida resultante, a la que se le puede dar sabor usando distintas frutas o añadiéndole hierbas tales como romero, menta o hierba buena, se consume como si de un refresco se tratara.

 

Propiedades del Kéfir de agua;Beneficios y contraindicaciones

Lo cierto es que el kéfir de agua, además de ser una bebida extraordinariamente refrescante, tiene numerosas propiedades medicinales; las diversas especies de levaduras que contiene (entre ellas, Lactobacillus, Leuconostoc, Acetobacter y Streptococcus) lo convierten en un potente probiótico que refuerza nuestro sistema inmunológico, además de en un antibiótico natural y un efectivo antiinflamatorio.

Su consumo también está relacionado con una mejora en la salud digestiva y gastrointestinal, hasta el punto de que se ha asociado a la mejora de las molestias producidas por el síndrome de colon irritable. Además, como es beneficioso para los procesos digestivos es un complemento ideal en dietas para adelgazar. Por otra parte, consumir regularmente kéfir de agua puede contribuir a mejorar nuestros niveles de colesterol y a regular la presión arterial y los niveles de glucosa de nuestro organismo por lo que puede ser un buen complemento alimenticio para hipertensos.

Asimismo, un estudio publicado por la revista de la Asociación de Dietética Americana (AAND) señala que el consumo de este probiótico natural puede contribuir a minimizar la intolerancia a la lactosa presente en la leche de vaca.

Pero las propiedades curativas del kéfir de agua van más allá; de hecho, el consumo de esta bebida constituye un gran remedio natural para combatir problemas cutáneos tales como acné, eccemas o alergias. También es un magnífico aliado contra la fatiga crónica, la depresión o el insomnio, e incluso ha llegado a despertar el interés científico al haber sido asociado a la lucha contra determinadas enfermedades autoinmunes como lo es la enfermedad de Chron.

En cuanto a las contraindicaciones lo cierto es que no tiene demasiadas. Hay que tener en cuenta, como con casi cualquier producto, que no conviene abusar de su consumo ya que una ingesta elevada puede ocasionar dolores abdominales e, incluso, estreñimiento. Por lo demás, es importante tener en cuenta que la reacción química que se produce con la fermentación los azúcares se convierten en alcoholes y la bebida resultante puede contener cierto grado alcohólico (menos de 1% en las cantidades indicadas en este artículo). Hay que señalar, también, que en este proceso químico no se consume la totalidad de los azúcares por lo que la bebida resultante tiene un índice glucémico alto y, por lo tanto, no es recomendable un consumo elevado.

La mayor contraindicación tiene que ver con la manipulación del kéfir en si; es muy importante que los tíbicos nunca entren en contacto con el metal. La razón fundamental es que el kéfir es un ácido que al entrar en contacto con determinados metales como hierro, latón, zinc, cobre y aluminio puede hacer que los iones pesados de éstos metales se desprendan y acumulen en la mezcla resultante produciendo un inesperado efecto tóxico. El uso de el acero inoxidable es perfectamente seguro, aún así es recomendable usar vidrio, madera y plástico.

 

Cómo hacer kéfir de agua en casa

Como ya hemos visto, el consumo de esta bebida casera puede aportar multitud de beneficios a nuestra salud. Pero lo mejor es lo sencilla que resulta su preparación. Pero, ¿cómo conseguir un kéfir de agua casero delicioso? Lo primero es obtener los tíbicos o nódulos sobre los que crecen estas bacterias y levaduras. Ésto tampoco resulta difícil ya que hay multitud de espacios en la Red donde se puede comprar el nódulo del kéfir con garantías biológicas. Basta realizar una sencilla búsqueda en Google. Además existen comunidades en Internet en las cuales podemos obtener nuestros nódulos de manera totalmente gratuita. Los nódulos de kéfir también se pueden adquirir en herbolarios y tiendas de alimentación ecológica.

Una vez que hayamos obtenido los tíbicos hay que mezclar éstos con agua en una proporción de uno a ocho de agua. Lo ideal es que el agua sea filtrada o mineral ya que la cloración del agua del grifo puede dañar las bacterias del kéfir. A continuación añadiremos azúcar blanco, azúcar moreno, panela, azúcar moscovado, etc., en proporción de unas tres cucharadas por litro, aunque lo mejor es ir experimentando poco a poco hasta lograr el punto que más nos guste. Si no queremos usar azúcar podemos emplear miel de agave en su lugar o cualquier otro endulzante natural, aunque no es aconsejable usar miel de abeja ya que ésta presenta propiedades antibacterianas que podrían afectar a las bacterias del kéfir. Asimismo se puede emplear uvas o ciruelas pasas, orejones o dátiles en lugar de azúcar o endulzantes. 

Una vez removida la mezcla con una cuchara de madera en un bote de cristal taparemos éste con un paño y lo dejaremos durante un período de tiempo de entre 24 a 72 horas en un lugar oscuro y fresco. Durante es este lapso la mezcla fermentará dando como resultado una bebida ligeramente carbonatada. Al cabo del tiempo de fermentación deseado filtraremos el líquido usando un colador de plástico. Si quisiéramos añadirle un toque más de gas lo dejaríamos fermentando un día más en la nevera (la bebida ya colada), en una botella de vidrio bien cerrada para evitar que se escapen los gases. Pero, ¿a qué sabe el kéfir de agua? Pues tiene un sabor fresco, chispeante, pero si a demás queremos modificar el sabor podemos añadir en esta segunda fermentación en nevera alguna hierba como romero o hierba buena o, incluso, limón si lo que queremos es obtener una bebida aún más refrescante.

 

Como cuidar el kéfir

El kéfir de agua es muy sencillo de cuidar. Además hay que tener en cuenta que los nódulos sobre los que crecen las bacterias y levaduras de éste son polisacáridos de los que se alimentan, es decir, glucosas. Esta es la razón de que en contacto con un líquido dulce tenga lugar un proceso de fermentación que, al mismo tiempo, supone la multiplicación de los tíbicos. Es decir, cuanto más veces lo usemos, más cantidad de nódulos de kéfir tendremos. 

Una vez que lo hayamos usado, lo filtraremos con la ayuda de un colador plástico o un paño y lo aclararemos con abundante agua filtrada o mineral. A continuación lo guardaremos en un bote de cristal cubriéndolo con agua y añadiéndole tres cucharas de azúcar por litro y lo meteremos en el refrigerador. Éste proceso deberemos realizarlo cada semana enjuagando bien los nódulos. Otra alternativa es lavarlos bien y congelarlos en seco en una bolsa de plástico, lo que permitirá conservarlos por un período de tiempo de hasta tres meses. Por otra parte, existe la alternativa de deshidratarlos dentro de un paño de fibra vegetal que iremos cambiando y ventilando hasta que el nódulo se quede con un aspecto terroso. Ésta última fórmula nos permitirá conservar los tíbicos por períodos de tiempo indefinido.

 

Kéfir de agua o leche; ¿cuál es mejor?

Aunque básicamente las bacterias y levaduras presentes son similares, existen importantes diferencias entre el kéfir de agua y  el kéfir de leche. La principal es que en el caso del kéfir de leche, el producto resultante es más ácido, contiene algo de lactosa (aunque la mayoría de ésta se transforma en ácido láctico) y menos azúcares. Además, en el kéfir de leche están presentes las proteínas, grasas, vitaminas y minerales de la leche. Por otra parte, el kéfir de agua es un complemento ideal para veganos y personas intolerantes a la lactosa. En ambos casos lo que está claro es que los productos resultantes aportan una cantidad importante de microorganismos fermentadores que también están presentes en nuestra flora intestinal, lo que parece ser que tiene un importante efecto probiótico sobre nuestro cuerpo.

Aparte de estas diferencias lógicas y de que los nódulos de kéfir no son los mismos para obtener un kéfir lácteo que uno de agua, la principal diferencia entre estos dos preparados es la forma y el momento de tomarlos ya que si bien el kéfir lácteo es más apto para desayunos o meriendas por su consistencia parecida a la de un yogur, el kéfir de agua es prácticamente un refresco por lo que es un ingrediente ideal para la elaboración de mocktails (cócteles sin alcohol).

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