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El auténtico sabor del sur de Italia

El auténtico sabor del sur de Italia

Maya Trocciola

La promesa de la cocina italiana más tradicional y auténtica ha encontrado su hogar en Palma de Mallorca. Concretamente en el antiguo barrio de pescadores de Santa Catalina, donde hace ya dos años abrió sus puertas la rosticceria L’Arancina, bajo la visión y pasión de Maya Trocciola, una napolitana que ha enraizado su pasión por la buena mesa en la isla. Esta es la historia de cómo un sueño se transformó en un destino culinario que hoy atrae tanto a locales como a visitantes en busca del sabor más genuino –y desconocido- del sur de Italia.

Maya, napolitana de nacimiento y mallorquina de corazón, cuenta que llegó a la isla por casualidad hace 18 años, para disfrutar de unas vacaciones que acabaron convirtiéndose en su hogar. Su pasión por la gastronomía y su nostalgia por la comida de su país natal la llevaron a un punto de inflexión: “la idea de L’Arancina surgió de mi propia intuición. Me di cuenta de que faltaba una pieza importante en el mosaico de la oferta gastronómica de la isla: una auténtica rosticceria italiana. Era algo que aquí aún no existía”, recuerda Maya. Y aunque pasaron algunos años hasta que Maya logró hacer realidad este sueño, desde aquel momento, L’Arancina no solo ha estado ofreciendo estos deliciosos bocados sicilianos y napolitanos a sus clientes, su carta también cuenta con otros platos más populares de su país, como la lasaña o la pasta boloñesa –entre muchos otros-.

Ostras crujientes

La historia de Trocciola y L’Arancina es una fusión de amor por la comida y la isla: "Cuando llegué a Mallorca me trataron como una reina y me enamoré del lugar. Ahora, no sé si soy más italiana o mallorquina", confiesa Maya entre risas. Y ese amor se refleja en cada arancini que sirve en su restaurante, donde se encuentran sabores tradicionales como la sepia o el pesto, pero también algunas innovaciones que proceden de la fusión de sabores con ingredientes típicos de la isla, como la sobrasada, un guiño a su tierra adoptiva. “los arancini, al igual que la pasta, son muy versátiles y admiten casi cualquier ingrediente, por lo que las opciones para innovar son prácticamente infinitas”, explica Maya.

 

La primera –y única- rosticceria de Mallorca

L’Arancina representa una pequeña porción de Italia en Mallorca, siendo la única rosticceria de la isla, un concepto gastronómico novedoso para los mallorquines, donde el gran protagonista es el arancini, esa crujiente bola de arroz empanada y frita, rellena de sabores que hablan de la tradición siciliana y napolitana para aprovechar al máximo cada alimento.

Pero cuando L’Arancina abrió sus puertas, pocos mallorquines habían oído hablar alguna vez sobre el concepto de “rosticceria”. Y es que una rosticceria es mucho más que un restaurante; es un espacio donde la comida rápida se prepara con la calidad y sabor de los platos caseros, pensados tanto para llevar como para disfrutar en el sitio. Los arancini son una muestra de ello, originarios de Sicilia y evolucionando desde la época árabe, son una exquisitez que encapsula la historia de fusión de los pueblos a través de sabrosos bocados. Al principio, “la gente venía por los platos conocidos, como las pastas o las pizzas al corte, pero al probar nuestros arancini quedaban encantados”, dice Maya. Tal fue su éxito, que incluso otros restaurantes comenzaron a incorporar sus arancini en sus menús. Así, de forma natural, la evolución de L’Arancina ahora va mucho más allá y recientemente ha iniciado una nueva etapa como proveedora de arancini para otros negocios de restauración, expandiendo la esencia de la “cocina de aprovechamiento” italiana mucho más allá de las paredes de L’Arancina.

Ensalada de burrata

Con un laboratorio de producción propio en marcha, L’Arancina no solo es un lugar para degustar la verdadera esencia de la cocina del sur de Italia, sino también un centro creativo donde se gestan estas recetas (en busca siempre de la máxima perfección) para luego compartirlas por toda la isla. Trocciola detalla con orgullo: "Todo lo que se hace aquí, hasta que no está perfecto según mi paladar, no sale a la carta. Es un estándar que aprendí de mi mamá, y no quiero nada por debajo de eso."

Además, en L’Arancina, la experiencia va mucho más allá de la buena comida: la amabilidad es sello de la casa. “Nos distinguimos por la calidad del servicio; nuestros clientes son tratados como familia y siempre destacan lo bien que se sienten aquí”, comparte Maya. Esta calidez humana es parte integral de la experiencia L’Arancina, tan importante como sus famosos arancini.

Nos distinguimos por la calidad del servicio; nuestros clientes son tratados como familia y siempre destacan lo bien que se sienten aquí

En el transcurso de estos dos últimos años, Maya ha visto crecer su negocio y ahora, además del local de Santa Catalina, L’Arancina se expande a Cala Mayor y Magaluf, con ambiciosos planes de expansión para hacer llegar sus productos también a la península. Así, los locales de calle Fábrica y Magaluf funcionarán bajo el concepto de “take away” y el de Cala Major será el restaurante más grande de L’Arancina y que, con capacidad para 180 personas, será también pizzería. La clave del éxito, según Trocciola, radica en la “constancia y la calidad”, una receta que parece sencilla, pero que está cargada de dedicación y de auténtico amor por la cocina que Maya aprendió en casa “como todos los italianos” desde muy pequeña.

Arancini

En su camino como emprendedora, Maya Trocciola no se olvida de la importancia de saber adaptarse a cada situación y trabajar muy duro para superar cada reto que se le pone por delante. Y es que, en un sector tan cambiante como el de la hostelería, mantener la calidad y el servicio que distingue a L'Arancina, sin duda requiere una pasión y determinación férreas. Estamos convencidos de que aún quedan muchas páginas por escribir en la historia de éxito de L’Arancina, y de que cada capítulo seguirá estando cargado de exquisitos sabores.

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