
Juan Boned
Juan Boned es el único representante de una tradición milenaria que, si nadie lo evita, desaparecerá con él. Este artesano autodidacta, orgulloso del legado histórico de sus antepasados, ha conseguido con tesón y esfuerzo resucitar un oficio que ya se daba por desaparecido trayendo de vuelta a nuestros días el cuchillo tradicional ibicenco.
A sus 54 años Juan Boned es el último cuchillero de Ibiza. Mecánico de profesión, ha conseguido gracias a su afición salvar del olvido un oficio tradicional ibicenco que parecía destinado a desaparecer tras la muerte en 2007 del maestro Pep Musson.
“Todo empezó hace más de diez años” - nos cuenta - “cuando mi cuñado me dijo que quería un espasí (instrumento musical de percusión tradicional ibicenco que se asemeja a una espada, de ahí su nombre)”. Juan, que es una persona muy habilidosa se comprometió a hacérselo. En seguida le cogió el gusanillo a trabajar el hierro y su amor a la tierra y a las tradiciones hizo que probara a hacer un cuchillo tradicional ibicenco. Le molestaba un poco que el oficio hubiese desaparecido -”el último artesano murió y no quiso enseñar a nadie” - afirma con cierto enfado en su voz. Su primera obra fue muy dura. De hecho, recuerda que estuvo a punto de abandonar por la dificultad que entrañaba terminar la pieza. Finalmente, lo acabó y esto supuso que un oficio que había sido milenario en la isla no desapareciese. Al menos, de momento.
Horno de forja
Boned, es ibicenco de “los de los ocho apellidos” - nos dice entre risas - “hijo de payeses y pescadores”. Orgulloso de su herencia histórica nos cuenta cómo la situación estratégica de la isla convirtió a Ibiza en un importantísimo enclave comercial y cultural por la que han pasado todas las civilizaciones mediterráneas. De hecho, este aspecto de la historia de las Pitiusas está intrínsecamente ligado al desarrollo de la industria cuchillera de Ibiza. Y es que, según nos cuenta Juan, las invasiones eran comunes por lo que era frecuente que los pobladores de la isla llevaran estos cuchillos ceñidos al cinto para defenderse. Los orígenes del cuchillo ibicenco se pierden pues en la bruma de los tiempos. Lo que está claro es que se trata de una daga mediterránea, como demuestra su similitud con dagas romanas expuestas en muchos museos.
Juan, que es un apasionado de la historia ibicenca nos habla con fervor de las características del cuchillo tradicional. Destaca que la “hoja está laboriosamente labrada con motivos fitomorfos (vegetales) y que los tamaños de éstas se establecían en cuatro medidas “estándar” que “resultaban ser aproximadas ya que se medían con la mano y cada herrero tenía la extremidad de un tamaño diferente”. No obstante, según su calibre se pueden clasificar en “palmo, palmet, força y forquet. La empuñadura suele ser de madera, aunque también se hacían de latón para personas más pudientes.
Fabricación cuchillo ibicenco
Juan, que recuerda con cariño cómo su padre portaba siempre el cuchillo en el cinturón, asume con tristeza que es el último representante de un oficio milenario. “He perdido el pulso”- dice alicaído- en referencia a que cuando él deje de hacer cuchillos el oficio desaparecerá. Nos habla del esfuerzo que le supuso aprender a fabricar los cuchillos de una manera artesanal, como lo hacían los antiguos maestros. Para eso tuvo que realizar un intenso trabajo de documentación buscando ejemplares antiguos para copiar su técnica. Eso sí, tras todo este tiempo afirma sentirse orgulloso de sus creaciones de las que dice, están a la altura de las piezas antiguas. Boned saca pecho cuando nos cuenta cómo sus piezas forman parte de la colección de Abel Doménech, uno de los mayores expertos en cuchillería del mundo. O cómo el director del hotel Nobu Ibiza regaló a uno de sus propietarios, el afamado chef Nobu Matsushisa, una de sus obras en una ocasión.
Hablando del proceso de producción Juan nos da cuenta de lo laborioso de éste. De hecho, la primera dificultad a la que tuvo que enfrentarse cuando comenzó a fabricar cuchillos ibicencos fue la de encontrar las herramientas necesarias para realizar esa labor. Se dio cuenta de que no existían en el mercado por lo que su primera misión fue la de fabricarlas. Incide también en que se trata de un trabajo verdaderamente artesanal. “Lo único que cambia hoy en día con respecto a la forma tradicional de fabricar estos cuchillos es que puedes pedir el metal con las características de aleación que deseas por Internet”. Aunque, eso sí, en ocasiones recurre al reciclado de metales para fabricar la hoja, algo que, a fin de cuentas, ya realizaban los antepasados. “Date cuenta de que antes se reciclaba todo. De una lima hacían un cuchillo” -puntualiza. Sea como fuere, la fabricación de cada una de estas verdaderas obras de arte lleva cerca de treinta horas, o lo que es lo mismo, tres o cuatro días enteros de dedicación exclusiva a su elaboración. Hoy en día, sólo fabrica cuchillos por encargo y, ¿quién sabe?, quizá sea la última oportunidad que tengamos de hacernos con un verdadero cuchillo ibicenco.
Cuchillos Juan Boned