Sirvió como refugio para las monjas en la Guerra Civil. Durante la década de los 50, se convirtió en el punto de encuentro de los trabajadores de las salinas, y en el verano de 1962, se instaló aquí la primera antena de televisión de Formentera. La fonda Platé ha sido testigo de los principales acontecimientos de la historia de la isla durante el transcurso del último siglo y es también uno de los rincones favoritos de turistas y residentes de Formentera.
En pleno centro neurálgico de Formentera, en el municipio de Sant Francesc, encontramos la icónica fonda Platé, uno de los establecimientos con más solera de la isla, inaugurado en el año 1922. Su alma mater fue Joan Ferrer Castelló, que, tras varias idas y venidas a Argentina, regresó a su tierra natal y compró a final de los años 20 el solar donde más tarde levantaría su primer establecimiento hostelero. En sus inicios construyó una sala principal, una cocina y un pequeño espacio para dormir. Durante algunos años, su familia se ocupó del establecimiento y, posteriormente, lo alquiló a una familia de Formentera que lo regentó hasta el estallido de la Guerra Civil. Durante la contienda, la fonda se convirtió en una improvisada residencia para las monjas de la isla.
Joan Ferrer y su familia emigraron a Barcelona y de allí, él trabajó como marinero en el yate del cónsul de Islandia en España. Su mujer y el hijo de ambos se trasladaron a Montecarlo, donde más tarde, él trabajaría como cocinero para el príncipe Rainiero de Mónaco. Una vez finalizada la Guerra Civil, la familia regresó a Formentera y volvió a hacerse cargo del establecimiento. Ya en la década de los 50, la fonda se convirtió en punto de encuentro de los trabajadores de las salinas, que se daban cita en este lugar todos los fines de semana.
El local se fue ampliando progresivamente y se construyeron ocho habitaciones en el primer piso del edificio. Los vecinos más veteranos de Formentera aún recuerdan el gran acontecimiento en que se convirtió la instalación de la primera antena de televisión de la isla en la fonda, en el verano de 1962. Platé fue solo el comienzo de la carrera empresarial de la familia Ferrer. En 1955, Joan Ferrer Castelló inauguró lo que es actualmente el hotel Cala Saona, y cedió la gestión de la fonda Platé a su único hijo, Joan Ferrer Torres. A partir de 1965, tras la muerte de Joan Ferrer Castelló, la familia dejó de alquilar habitaciones y Platé comenzó a funcionar exclusivamente como bar – restaurante.
Los vecinos más veteranos de Formentera aún recuerdan el gran acontecimiento en que se convirtió la instalación de la primera antena de televisión de la isla en la fonda Platé, en 1962
Nuevos tiempos para fonda Platé
Hoy, Juan Antonio Ferrer Ferrer (nieto de Joan) es el encargado de la gestión de la Fonda Platé. Tras haber estado alquilado durante los últimos 35 años, la familia Ferrer ha recuperado la gestión de uno de sus establecimientos más apreciados. Juan Antonio dirige junto a sus dos hermanas mayores el conjunto de sus negocios familiares, que incluyen el Hotel Cala Saona, Sa Pedrera Suites, Es Caló Apartments y Restaurante Sol –entre otros-. Sin embargo, ha sido él, en exclusiva, quien ha asumido esta nueva etapa de la fonda Platé. De momento, continúa con la licencia de restaurante, aunque Juan Antonio reconoce que “en cuanto pueda, intentará recuperar las habitaciones con el fin de rescatar el antiguo concepto de fonda”.
Me gustaría recuperar las habitaciones para rescatar el antiguo concepto de fonda
Juan Antonio, que representa la tercera generación de la fonda Platé, asegura que el icónico lugar “no ha cambiado prácticamente”. No obstante, este año han trabajado en poner el local a punto, pintando y renovando el mobiliario. “Es un establecimiento que tiene su propia esencia y no hemos querido modificar nada de eso. Lo que sí ha cambiado es la oferta que brindamos, principalmente, en la parte gastronómica”, y añade que, “pese a que la fonda Platé cuenta con la licencia de restaurante, es curioso que, si hablas con muchos lugareños de Formentera, casi nadie piensa en la fonda Platé como un restaurante, sino como un punto de encuentro”.
Este año, Juan Antonio y su equipo se han esmerado especialmente en diseñar una propuesta de cocina sencilla, basada en el concepto de tapas y raciones “con un toque especial”. En su carta encontramos ensaladas, platos típicos, sándwiches o hamburguesas. Platos para ser degustados en horario ininterrumpido, desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche. Por la mañana, formenterenses y turistas acuden a la fonda Platé en busca de sus deliciosos zumos y desayunos saludables. La actividad continúa tanto en la encantadora terraza como en el interior del restaurante, con el aperitivo o el vermú, que se prolonga hasta la hora de la comida. A partir de este momento, el ritmo comienza a acelerarse entre copas y cócteles, que se entremezclan con cenas desenfadadas, rock & roll, swing y jazz, de la mano de un dj o de alguna de las diversas bandas que ofrecen sus actuaciones musicales en directo.
Fonda Platé tiene su propia esencia y no hemos querido modificar nada. Lo que sí ha cambiado es la oferta gastronómica
Las noches de verano se alargan hasta las dos de la madrugada en la terraza, donde podemos disfrutar una amplia selección de copas y cócteles premium. La música, la gente y el edificio que acoge la casi centenaria fonda Platé recrean una atmósfera única que recoge la auténtica esencia de la isla de Formentera. Juan Antonio Ferrer se encuentra entusiasmado ante la nueva etapa que ahora emprende Platé. “Es un lugar muy especial para todos los habitantes de la isla, porque mantiene el auténtico carácter isleño. Es como el bar de pueblo por excelencia de toda la isla, un punto de encuentro donde reunirte con los tuyos desde por la mañana hasta por la noche”, concluye.